Los datos se pueden ver, pero también oír, tocar y oler

Problemas como la ceguera o la baja visión dificultan la visualización y comprensión de los datos representados a través de herramientas informativas o educativas convencionales. En este sentido, la vulnerabilidad de este público frente a contenido dudoso es mayor y, por tanto, aumenta su riesgo de desinformación.